Entre los nativos Cree de la región de Canadá existió hace muchos años una mujer medicina, llamada Ojos de Fuego.
Esta anciana visionaria, profetizaba el futuro.
Una tarde, reunió a los ancianos de la tribu, sabios y caciques, para comunicarles una potente visión que había recibido:
«Algún día«, -comenzó a hablar Ojos de Fuego- «la codicia inundará la Tierra, de la mano del hombre blanco. Como consecuencia de sus actos, los peces morirán en los arroyos, los pájaros caerán del aire, las aguas se ennegrecerán, y los árboles desaparecerán.
Obviamente, todos estos desastres conducirán a la extinción del ser humano.»
Los hombres de la tribu, que escuchaban estas palabras, se espantaron, porque era bien sabido que la palabra de Ojos de Fuego se cumplía siempre, inexorablemente.
La mujer notó el temor en los corazones de su gente y entonces dijo: «No teman, pues cuando todo parezca perdido llegará un grupo de personas, guardianes de las leyendas, las historias, los rituales y todas las costumbres tribales antiguas, que se dedicarán a preservar la salud del planeta y sus criaturas. Llegarán los «Guerreros del Arco Iris».
Ojos de Fuego continuó el relato de su visión: «Alertados por el sonido del tambor y los cantos sagrados de estas gentes, las tribus dormidas despertarán y se formará un nuevo mundo de justicia, paz, libertad y reconocimiento por el Gran Espíritu.
Los «Guerreros del Arco Iris» extenderán estos mensajes por todas las naciones y transmitirán a todos los pueblos de la Tierra el Camino de las Siete Direcciones».
Concientes de que el amor y la comprensión constituyen el único lenguaje viable para los habitantes de este planeta, los «Guerreros del Arco Iris» basarán todas sus decisiones en el amor. No entregarán reglas ni presionarán a los pueblos para comportarse de determinada manera. El ejemplo de sus propias vidas será suficiente para que otras personas los observen y digan «es posible vivir de otra manera».
Al igual que las antiguas tribus, ellos enseñarán a la gente que la vida humana fluye como el río de montaña y que todos nos encontramos al final de la vida en el Gran Océano.
Mostrarán que se pude ser feliz independientemente de lo que sucede, porque todo tiene un propósito sagrado que nos conduce a un bien superior.
Develarán que el misterio de la creación de lo bello en nuestras vidas está -sencillamente- en mantener pensamientos y emociones puros en nuestro interior. Enseñarán a escuchar al Maestro Interno, guía infalible de nuestras decisiones y acciones. Ayudarían a los hombres y mujeres del futuro a reconectar con la sabiduría de los animales, de las plantas, de cada momento del eterno presente.
Con el correr del tiempo, estos Guardianes del Arcoíris -continuó Ojos de Fuego- colaborarán en la construcción de una nueva sociedad, libre de las toxinas y la destrucción, forjados por la ignorancia y la soberbia. Los ríos volverán a ser claros, los bosques serán abundantes y hermosos, los animales y los pájaros se recuperarán. Los poderes de las plantas y los animales volverán a ser reconocidos y la conservación de todo lo bello se convertirá en la forma de vida natural.
Los pobres, los enfermos y los necesitados serían cuidados por sus hermanos y hermanas de la Tierra. La solidaridad volverá a ser usual en lo cotidiano y no una excepción. Los líderes del pueblo se erigirán a la manera antigua : aquellos cuyas acciones demuestren amor, sabiduría, coraje y voluntad de trabajo. Las medicinas para curar al mundo de sus enfermedades se buscarán en la selva o la montaña. Las personas no necesitarán contarse mentiras porque el amor será el idioma común.
Muchas y muy grandes serán las tareas de los Guerreros del Arcoíris, concluyó Ojos de Fuego. Deberán ser muy fuertes de corazón. Pero van a encontrar muchos corazones dispuestos que les sigan en este camino de regreso a la «Madre Tierra». Llegará el día, no está muy lejos»
Cuando terminó de relatar su visión, Ojos de Fuego se retiró a su tienda, a descansar. Los ancianos de la tribu quedaron sumidos en profundas reflexiones y -en silencio- pidieron al Gran Espíritu que iluminara a los Guerreros del Arcoíris para que estos pudieran encontrar el camino.
Benditos nosotros que podemos participar de este momento crucial de la Humanidad.
Porque tenemos la gran oportunidad de ser nosotros, esos Guerreros del Arcoíris que estábamos esperando. Con cada pequeño acto en el que reemplazas el temor por la confianza, el conflicto por la comprensión y la conveniencia por el amor, estás contribuyendo a la sanación de la Tierra.
Multipliquemos, y así devolveremos el planeta a nuestros hijos para que puedan ser felices y caminar la belleza.
Siento que –con ayuda del Gran Espíritu- estamos encontrando el camino.
(Texto de Flavia Carrión, a partir de una leyenda nativo americana, publicado por primera vez en 2013, en su libro «Plantas Medicinales en la Espiritualidad Natural»)
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Hermoso!!! Asi es y así será!!!!
Me gustaría sanar mi árbol,me gusta la idea de ser un guerrero del arcoiris.
Como?
Hola. Estaremos en contacto por mail a la brevedad para conversar sobre el tema. Saludos.
me interesso , trabalho com cura inspirada por um espirito de uma «mulher india velha e curandeira» que me diz o que fazer e ela se diz ser uma guerreira do arco-iris. Quando ela vem choro muito por ver (sentir) o sofrimento de muitas pessoas e fico muito cansada pois me parece que ela quer segurar o mundo em seus braços para curar tudo e todos do planeta
Asi es!! y siempre agradecida a una de mis maestras del camino. Abrazo luminoso a Flavia y ese hermoso equipo que hoy la acompaña.
Hermosa historia, gracias por acercarla a nosotros
Gracias!
Muy interesante este relato, a través del mismo se desprende lo que los corazones de todas las épocas siempre han querido!
Muchas gracias por compartirnos esto Flavia.
Saludos desde Montevideo, Uruguay.
Muriel Bruzzese.
Me gusta, soy espiritualista .net y concuerdo con el mensaje. Me gustaria conocer mas.
Hermosa leyenda. Muy bello el mensaje. Sin el amor nada es posible.
Si quiero pertenecer a esta raza Arcoiris de todo corazón y con todo mi amor