La Tierra también necesita que nos levantemos por ella y que -en su nombre- digamos #NoesNo
NO a la contaminación que envenena las aguas, el aire, el suelo; que convierte nuestra comida en veneno;
NO a la desaparición de los bosques, los mares, las selvas; todo lo que es hogar de criaturas inocentes que no tienen la culpa de que no sepamos controlarnos;
NO a la extinción forzada de la vida, de miles de especies que solo querían sobrevivir y que tienen el mismo derecho que nosotros a habitar este mundo;
NO a la explotación que desangra, haciendo volar por los aires montañas enteras que tardaron millones de años en ser lo que son y que nosotros eliminamos en un instante;
NO a los proyectos que destruyen el ambiente, mientras permitimos que la codicia de unos pocos se imponga sobre las necesidades de poblaciones enteras;
NO a la aniquilación del único hogar que tendrán las generaciones que nos siguen, mientras miramos para otro lado.
Esto también es abuso. Un abuso masivo, monumental, tan grande y sostenido por la propaganda del sistema que no lo vemos.
Un abuso sistemático, una violación recurrente sobre el cuerpo de todos: el de la Madre Tierra.
Nos faltan el respeto, nos tocan con la mano perversa de la impunidad, quitándonos el derecho a vivir sanos, y nosotros nos dejamos. Nos hemos dejado durante demasiado tiempo.
Aprovechemos este momento en el que estamos abriendo los ojos y levantando la alfombra para ver la mugre que siempre estuvo ahí,
y volvámonos voceros de la dignidad de nuestra especie.
Si nos unimos TODOS tendremos la creatividad, la fuerza y el coraje que hacen falta para transformar nuestra relación con cada ser sobre el planeta.
Y desde ese lugar podremos empezar a crear un mundo con otras reglas, donde la Naturaleza sea prioridad, donde ella nos enseñe como mantener la armonía y nosotros aprendamos con humildad; y entonces, si, tal vez, podamos retirarnos de esta existencia sabiendo que hicimos lo posible por dejarle un legado de amor a nuestros descendientes.
Flavia Carrión